El placer es una sensación que nos lleva al disfrute, al gozo, químicamente hablando, nos dispara las endorfinas y nos sentimos felices, bien, a gusto!
Para entregarnos a él, debemos poder soltar, rendirnos ante él, permitirnos la vulnerabilidad y conocer los puntos de placer en nuestro cuerpo.
Miedos, tabúes, creencias, educación pueden ir en contra del placer, pueden interponerse entre el y nosotros y así poco a poco provocar frustración, resignación, desgane, negación, las cuales van en contraposición absoluta al amor propio, al vivir empoderados.
Dar paso al placer es activar los permisos más prohibidos, más pequeños o más cotidianos, es dejarnos llevar por la diversión y dar paso a la relajación, entre más le permitamos a nuestro cuerpo soltar expectativas o tensiones mayor será el placer.
A nivel sexual, es lo mismo, más soltura en el cuerpo, mas conocimiento del mismo, más libertad en las ideas o claridad en límites y deseos, mayor placer!
Los invito a hacer un ejercicio: Taparse los ojos y con ayuda de diferentes objetos de diferentes texturas, permítanle a su pareja recorrer varias partes de su cuerpo con cada uno y cuando comience su cuerpo a tensionarse recurre inmediatamente a la razón y da la orden al cuerpo de relajarse, respira profundo muy suave y lentamente y continua, es más placentero hacerlo a los dos, al terminar observe lo que sintió y sin cuestionar o juzgar pregúntese, ¿Cuáles partes de mi cuerpo se sintieron más cómodas y cuáles sensaciones gustaron más y que hizo la diferencia entre ellos, los objetos, las texturas o usted?
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